26 noviembre 2008

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Contaminación acústica sobrepasa el nivel permisible hasta en un 85%






Los ruidos más comunes son los bocinazos de vehículos sin control, parlantes con música a todo volumen que salen de los locales comerciales, los “autos-discotecas”, marchas de protesta, petardos, construcción, industria, talleres, deportes y el bullicio del comerciantado.






En Cochabamba se sufren ruidos extremos por encima de los niveles permisibles, configurando el cuadro de una ciudad con contaminación acústica.
Según los resultados del año pasado de las campañas de la semana sin ruido, realizadas por la Dirección de Gestión Ambiental, con apoyo de la Universidad Mayor de San Simón (Umss) la contaminación acústica sobrepasa del nivel permisible (68 decibeles (DB) día) hasta un 85%, en zonas de alto tráfico.
De acuerdo a un estudio realizado el 2007, referido al ruido ambiental, en los distritos 10, 11 y 12 de Cochabamba (centro de la ciudad), la población está sometida entre 80 y 100 DB; por poner un ejemplo, la turbina de un avión emite entre 80 y 90 DB.
Según resultados de los sonómetros instalados durante las campañas de la “semana sin ruido”, cada bocinazo supera los 90 DB y cada dos segundos, como mínimo, alguien toca bocina.
En horas relativas al medio día o lugares donde existe mucho tráfico vehicular, la contaminación acústica supera los 90 DB.

La salud

Según el otorrinolaringólogo, Erick Villagra, la exposición prolongada a más de 80 DB, dependiendo de la salud de la persona, puede producir daños irreversibles en el sistema auditivo.
Entre 25 y 30 de cada 100 pacientes que acuden a consultar al otorrinolaringólogo por problemas auditivos, son personas que presentan trauma acústico provocado por ruidos estridentes.
Los pacientes con este tipo de patología, en su mayoría, trabajan sin barreras de protección en fábricas, aeropuerto, maestranzas, discotecas.
Pero también son personas que se expusieron al impacto de un petardo o de un arma de fuego (más de 120 DB); en este caso la lesión, generalmente, es inmediata.
La gente que permanece en forma prolongada en un lugar de mucho ruido sufre de ansiedad, irritabilidad, estrés, nerviosismo y otros males orgánicos relacionados con dicha sintomatología.
De acuerdo a las investigaciones de los galenos, la mayoría de las personas a los 65 años tiene una reducción de 40 decibeles en su sensibilidad auditiva.

Educación

Según la directora de Gestión Ambiental, Claudia Balderrama, los niveles de contaminación acústica en la ciudad favorecen a la aparición de comportamientos agresivos en las personas o malestares físicos, decibeles más altos provocan serios problemas de salud, que en último caso pueden ser irreversibles, como la sordera.
Los funcionarios que realizaron la campaña reconocieron que existe una falta de capacidad de control y cumplimiento de la ley, porque las personas no están comprometidas con el medio ambiente y no conocen las consecuencias de la contaminación acústica.
Debido a esta situación, Balderrama indicó que paralela a la campaña de la “semana sin ruido” se ha realizado la de concienciación de la población para reducir los ruidos de la ciudad.


Por su parte el director de Tránsito, lamentó que la gente sea imperceptible frente a las llamadas de atención que realizan los uniformados y no cumplan con el pago de las boletas de infracción que se les impone por ruidos molestos porque en el reglamento no se contempla el control de la bocina.

Para Balderrama es primordial sensibilizar a Tránsito para que cumpla su función de multar por toques de bocina de manera indiscriminada y también educar a la gente sobre los efectos nocivos.
La autoridad ambiental considera que no es necesario incrementar multas de tránsito para hacer cumplir las normas sino lograr que la población cambie de conducta y se genere control social.
Es así que el reglamento del Código de Tránsito en los artículos 62 al 65 habla de las bocinas. La emisión de música en la calle, sin autorización, es tuición de la Alcaldía.

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